Caminaban ellas dos. Las dos amigas, la feliz y la deprimida. Cada vez se cerca más San Valentín y una de ellas lo va a vivir con mucha felicidad, tiene a su novio. Pero la otra cada vez empieza a odiar más a esa puñetero día, ya no es porque este sola, si no por lo que se celebra: ¿Amor?, ¿unión?, no lo entiende, supuestamente se hacen regalos, y cosas así, pero, ¿necesitamos un día para expresar nuestro amor? sigue sin entenderlo.
Cruzan una calle, un coche para en seco, no las ha visto, pita. La amiga feliz, sonreír y hace como si nada; -claro, ella vive en los mundos de chupilandia- piensa la otra. La deprimida piensa en sacarle el dedo, pero no lo hace, da igual.
La vida cambia en tan solo segundos, minutos, hace nada aquella chica feliz que camina al lado de la otra no tenía nada, no tenía novio, y ahora, simplemente es tan feliz. La otra no cree en el destino pero ¿todo esta predestinado? no puede ser, pero todo cambia muy rápido.
El amor, pero ¿donde se ha metido el maldito cupido?, ¿se ha escondido?, ¿se ha olvidado? no tiene sentido; pero es que aunque no quiera hacerle caso al amor.
Cada vez le deprime más cuando piensa en él.
Cada vez odia más San Valentín.
Aunque puede que en un futuro, con su novio, lo vea todo más bonito.